Bajo la
calurosa luz del sol, una caravana atravesaba las arenas del desierto. Poco
antes del atardecer se detuvieron para preparar el campamento donde iban a
pernoctar. Un joven al que habían contratado para que se ocupara de los
camellos se le acercó al jefe del grupo diciéndole:
- Tengo un problema, son 18 camellos y solo tengo 17 cuerdas para
amarrarlos.
- Eso no es ningún problema – le dijo el jefe – los camellos no son muy
inteligente. Amarra los primeros 17 y luego te acercas al último y simulas amarrarlo
a él también. Como habrá visto que todos sus compañeros fueron amarrados y
habrá sentido que te acercaste a hacerle lo mismo, se quedará quieto toda la
noche pensando que él también está atado.
El joven fue a hacer lo
que le dijo el jefe sin protestar, pero sin creer nada de lo que había
escuchado. Al terminar se percató de que el último camello se quedó tranquilo
junto a sus compañeros.
Al amanecer el joven vio
con alivio que el camello permanecía allí donde lo había dejado. Entonces
liberó a los otros 17 camellos ya que pronto debían partir. Cuando la caravana
se puso en camino, el joven corrió hacia su jefe diciendo:
- Espere, espere, hay un
camello que no nos sigue.
- ¿Es el mismo camello
al que simulaste amarrar anoche? – contestó el jefe con una media sonrisa en
los labios.
- Sí ¿Cómo lo sabe?
- Seguro que esta mañana
se te olvidó soltarlo.
- Pero no tiene amarras.
- Lo sé – contestó
pacientemente el jefe –, pero el camello todavía piensa que está amarrado.
Corre, simula soltarlo y verás que se pondrá en camino.
Muchas veces nosotros
pasamos por lo mismo que el camello de esta historia. Alguien pudo atarnos con
algo que no existe. A veces creemos lo que nos dicen y permitimos que nos dejen
quietos, atados a complejos e ideas falsas acerca de nuestra capacidad, de
nuestros dones y talentos. Nos quedamos quietos en un lugar inmovilizados por
algo que no existe y perdemos oportunidades, dejamos que la vida se pase sin
que podamos cumplir nuestro propósito.
¿Tienes sueños? Ve por
ellos, ponte de pie y empieza a
caminar, sal de la zona donde te has quedado esperando que alguien desate esa
cuerda inexistente. Dios preparó cosas buenas para ti desde hace mucho tiempo,
pero debes levantarte.
“Pues somos la obra
maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las
cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.”
Efesios 2:10 (NTV)
Dios ya te dio la
libertad que necesitabas, camina sin temor y no permitas que nadie te quite ese
hermoso regalo; cuida de no ser carcelero de nadie, recuerda que con nuestras
palabras y acciones podemos atar a las personas, destruirlas e impedir que Dios
cumpla el propósito en sus vidas e incluso tú podrías ser presa de tu propia
trampa al no reconocer el valor que Dios te dio, no te menosprecies y lucha por
alcanzar aquello que Dios te prometió."
Ana María Frege Issa
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