Un día, un niño muy pobre que iba de puerta en puerta vendiendo lo que podía para pagar sus estudios, notó que sólo tenía diez (10) centavos en su bolsillo, lo cual no le alcanzaba para saciar el hambre tan grande que tenía en ese momento. El chico decidió que pediría un poco de comida en la próxima casa a la que fuera. Sin embargo, se puso tan nervioso cuando la joven amable de la próxima casa le abrió la puerta, que sólo se atrevió a pedir un vaso de agua. La joven notó en el rostro del chico el hambre tan grande que éste parecía tener, así que le trajo un vaso de leche en lugar de agua. El chico se tomó la leche lentamente y al acabársela le preguntó a la joven: “¿Cuánto le debo?.” “No me debes nada” respondió ella. “Mi madre nos enseñó que la bondad no se cobra.” El chico le dijo: “Te doy las gracias desde lo profundo de mi corazón.” Mientras se alejaba de la casa, Gustavo Fuentes no sólo se sentía más fuerte físicamente, sino que su fe en Dios era mucho mayor. Si hubi
Dedicado a la salud física, mental y espiritual. Administrado por una nutricionista y dietista que ejerce en la Isla del Encanto, Puerto Rico por más de dos décadas. Además,tiene una maestría en Salud Pública y es Cristiana.