El apóstol Pablo escribió “¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios” (1Corintios 6:19-20). Para que nada le imposibilite
glorificar a Dios hay que mantener el cuerpo y espíritu saludable, ser buen
mayordomo en el cuidado del cuerpo. Por lo tanto, es importante nutrirlo tanto espiritualmente, con la Palabra y el ayuno; como
físicamente, con una alimentación adecuada y ejercicios.
La diabetes
es un trastorno crónico degenerativo que afecta al páncreas. Cuando el páncreas
no secreta la hormona insulina o no se puede utilizar adecuadamente los valores
de glucosa en sangre (azúcar) se encuentran sobre lo normal. Para controlar la diabetes hay que
mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de los niveles normales (en
ayuna es 80-130 mg/dL). Uno de los elementos que contribuye a controlarla es el
patrón de alimentación.
El patrón de alimentación asegura que se obtendrá la cantidad de
hidratos de carbono, proteína y grasa requerido de una forma adecuada, y
satisfactoria para controlar los niveles de glucosa en sangre. Especifica los alimentos a incluir y el tamaño
de la porción a ingerir diariamente.
En la actualidad el profesional de nutrición y dietética durante la
intervención nutricional le orientará sobre cada uno de los patrones de
alimentación sugeridos para personas con diabetes. Usted seleccionará la
alternativa que cumpla con las metas de su tratamiento dietario; preferencias
personales y culturales; su capacidad intelectual y numérica; acceso a los
alimentos saludables; y a su buena disposición y habilidad a los cambios. Los
patrones de alimentación sugeridos son:
Preparado por:
Lcda. Chapman, MPH
Baja en grasa
Está basado en las guías de la Asociación Americana del Corazón. Enfatiza la ingesta de hortalizas (vegetales),
frutas, legumbres, proteína magra (sin grasa), cereales integrales y productos
lácteos bajos en grasas. Limita la cantidad de grasas, dulces y meriendas alto
en grasa. Se recomienda que el 30% de las calorías al día provenga de las
grasas, de éstas 10% sean grasas saturadas y 300 mg de colesterol. Es el patrón
de alimentación más utilizado.
Baja en Hidratos de Carbono (CHO)
El enfoque es en consumir mayor cantidad de proteína (carne, aves,
pescado, mariscos, huevo, queso, nueces y semillas), grasa (aceite,
mantequilla, aguacate, aceituna) y hortalizas. No hay una definición de una
dieta baja en CHO pero se puede considerar como una dieta muy baja en CHO (21-70
g CHO al día) a moderada en CHO (de 30% a menos de 40% de las calorías totales
en CHO).
Nota importante:
Tiene que estar mano a mano con un dietista/nutricionista porque puede
causar hipoglucemia. Por tal razón, es una dieta temporera NO es un estilo de vida.
DASH
Enfatiza la ingesta de frutas, hortalizas y productos lácteos bajo en
grasa; incluyendo cereales integrales, aves, pescado y nueces. Es un patrón de
alimentación reducido en grasas saturadas, carnes rojas, dulces y bebidas
azucaradas. Es más efectiva para
disminuir la presión arterial.
Vegana y Vegetariana
Hay dos tipos de dieta vegetariana:
1. vegana: evita todos los
alimentos y productos derivados del reino animal.
2. vegetariana: evita los
alimentos del reino animal pero incluye huevo (ovo) y/o leche y sus productos (lacto).
Puede reducir las enfermedades crónicas porque incluye alimentos bajos
en grasas saturadas y colesterol; y alto consumo de frutas, hortalizas,
cereales integrales, legumbres, nueces, productos de soya, fibra y
fitoquímicos.
Mediterránea
Incluye mayor cantidad de frutas, hortalizas, panes, cereales, granos,
nueces y semillas; el mínimo de alimentos procesados; sazonar naturalmente
(ajo, perejil, orégano, entre otros); consumir frutas frescas como postre y
azúcar o miel ocasionalmente; utilizar aceite de oliva como principal fuente de
grasa, por ejemplo, en vez de mantequilla sustituirla por aceite de oliva; poca
o moderada cantidad de productos lácteos (principalmente quesos y yogur); menos de 4 huevos a la semana; y en la semana poca cantidad de
carnes rojas.
Preparado por:
Lcda. Chapman, MPH
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