En cuanto a mí, busco la ayuda del Señor. Espero confiadamente que Dios me salve, y con seguridad mi Dios me oirá. Miqueas 7:7 (NTV)
¡Qué difícil es esperar el tiempo de Dios! Especialmente cuando pensamos que ya nada va a cambiar. Cuando empezamos a ver las cosas como imposibles. Cuando nos sentimos presionados por estar pasando alguna necesidad. Es en estos momentos cuando comenzamos a desesperarnos porque vemos el panorama desolador, nos devora la ansiedad y el enemigo toma ventaja en nuestras vidas.
Pero no debemos ceder ante la impaciencia, el desánimo ni la depresión, pues la promesa de paz de parte de Dios no se hace real para quienes luchan en sus propias fuerzas, sino para aquellos que descansan y reposan en su presencia, de modo que sus fuerzas son renovadas día tras día.
Debemos tener siempre presente que Dios no se rige por nuestros tiempos. Somos nosotros los que manejamos un reloj y nos apresuramos a hacer o decidir. Suele pasar que los apuros nos lleven a tomar decisiones incorrectas o a obtener decepcionantes resultados. Que bueno es saber que Dios no está sujeto al tiempo como nosotros, sin embargo pese a no usar reloj, siempre llega a tiempo. Es justamente durante la espera donde Dios transforma nuestro carácter, la voluntad es fortalecida y el amor incrementado.
Quizás hoy te sientes frustrado, porque tienes grandes sueños, anhelos o metas que cumplir, sin embargo es posible que tu realidad te haga pensar que nunca se concretarán y que es inútil seguir soñando. Quizás estés en un momento en donde la sonrisa se ha borrado de tu rostro y solo quieres llorar, escapar o esconderte de todo, porque te sientes incapaz de hacer frente a todo lo que estás viviendo.
Quiero decirte que no todo está perdido, siempre hay esperanza cuando creemos y confiamos en Dios. Tienes que comprender que El tiene un plan hermoso para tu vida, que nada de lo que digas o pienses, hará que ese frustrar ese propósito. A pesar de que muchas veces no creas que algo bueno saldrá de todo esto, Dios se las ingeniará para darte un buen final, tanto así que volverás a sonreír al darte cuenta que El tiene maneras inimaginables para cumplir con lo que tiene previsto. Déjalo actuar porque Él sabe lo que hace y hasta donde tú puedes llegar.
Hoy te animo a que vuelvas a sonreír, porque Dios continúa trabajando para cumplir esa promesa, ese sueño que un día te dio. Tu tarea es creer y avanzar sin temor!!
Si tenemos nuestra fe y confianza puestas en Dios, jamás seremos defraudados, teniéndolo a El de nuestro lado, tenemos la batalla y nuestros sueños asegurados.
Brisna Bustamante S.
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