En cuanto a mí, busco la ayuda del Señor. Espero confiadamente que Dios me salve, y con seguridad mi Dios me oirá. Miqueas 7:7 (NTV) ¡Qué difícil es esperar el tiempo de Dios! Especialmente cuando pensamos que ya nada va a cambiar. Cuando empezamos a ver las cosas como imposibles. Cuando nos sentimos presionados por estar pasando alguna necesidad. Es en estos momentos cuando comenzamos a desesperarnos porque vemos el panorama desolador, nos devora la ansiedad y el enemigo toma ventaja en nuestras vidas. Pero no debemos ceder ante la impaciencia, el desánimo ni la depresión, pues la promesa de paz de parte de Dios no se hace real para quienes luchan en sus propias fuerzas, sino para aquellos que descansan y reposan en su presencia, de modo que sus fuerzas son renovadas día tras día. Debemos tener siempre presente que Dios no se rige por nuestros tiempos. Somos nosotros los que manejamos un reloj y nos apresuramos a hacer o decidir. Suele pasar que los apuros nos lleven a tomar decis
Dedicado a la salud física, mental y espiritual. Administrado por una nutricionista y dietista que ejerce en la Isla del Encanto, Puerto Rico por más de dos décadas. Además,tiene una maestría en Salud Pública y es Cristiana.