Romanos 10:17 dice: “Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo”. La Biblia nos ofrece todas las verdades que necesitamos para vivir un estilo de vida de fe. Dentro de sus páginas hay historias poderosas que describen las obras milagrosas de un Dios que se mantuvo fiel a un pueblo que, en lugar de sus caminos perfectos y amorosos, eligió el orgullo, el egoísmo y la rebelión. Y también incluye momentos increíbles en los que el pueblo de Dios respondió a su fidelidad con fe y recibió una gran recompensa.
Proverbios 4:20-22 dice: “Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo”. El deseo de Dios para ti y para mí es que seamos hijos llenos de sus palabras que dan vida. Dios anhela que experimentemos la alegría, el propósito y la paz de una fe que se basa en su palabra. Anhela que vivamos nuestras vidas con la Biblia como una fuente constante de esperanza cuando el mundo parece estrellarse a nuestro alrededor.
Durante mucho tiempo, la Biblia me aburrió. Sabía que debía leerla por eso intentaba hacer un poco de tiempo aquí y allá para leer un poco. Pero lo sentía más como una tarea que como un encuentro con las poderosas palabras de Dios. Fue solo cuando comencé a leerla como una vía para conectarme con Dios y transformar mi vida, que empecé a disfrutarla. Cuando comencé a permitir que la palabra de Dios me llenara de fe para vivir de manera diferente, descubrí el poder de la Biblia. Cuando usé las Escrituras como una forma de aprender y conectarme con el corazón de mi Padre celestial, mi deseo de leerla creció hasta el punto de desbordarme.
La Biblia tiene el poder de llevarnos a una forma diferente de vivir: el camino de la fe. Historias como las de Abraham e Isaac deberían llevarnos a confiar en las promesas de nuestro Dios. Historias como las de Israel y los muros de Jericó deberían llevarnos a actuar de acuerdo con la palabra y la guía de Dios, teniendo fe en que se moverá de manera poderosa para destruir nuestros obstáculos aparentemente insuperables. Y la vida, la muerte y la resurrección de Jesús que renunció a todo solo por restablecer la relación con nosotros, debería guiarnos a una vida de servicio a nuestro Dios.
Que tu fe se avive hoy con la lectura de la Biblia. Que sus páginas te guíen hacia un estilo de vida de confianza, esperanza y entrega, y puedas experimentar la alegría de vivir por fe en respuesta a los asombrosos actos de fidelidad de su Dios.
Guía de Oración:
1. Medita en la capacidad de la palabra de Dios para llenarte de fe.
“Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo”. Romanos 10:17
“Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo”.Proverbios 4:20-22
2. ¿En qué aspectos necesitas fe hoy? ¿Qué problema u obstáculo parece insuperable ante ti? ¿Dónde necesitas esperanza y alegría?
3. Medita en la Biblia en referencia a tu necesidad. Encuentra una historia que te llene de fe para el problema que enfrentas.
“Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad. Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón.
Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente. Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia”. Proverbios 3:1-5
La historia de Jesús caminando sobre el agua en Mateo 14:28-33 sirve como un gran ejemplo de la vida vivida en la fe y en la duda. Que seamos personas que vivan con plena fe y permanezcamos en la verdad inquebrantable de la palabra de Dios.
“Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua.
—Ven —dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. Pero, al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó:
—¡Señor, sálvame! En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió:
—¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?Cuando subieron a la barca, se calmó el viento. Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo:Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios"
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