El ayuno no necesariamente se limita
a la abstención de alimento. También, incluye la privación de las cosas o
actividades que nos ocupe la atención y el tiempo que le entregaremos a Dios,
como el uso de las redes sociales, ver muchos programas de la televisión que no
edifican el espíritu, leer libros que no edifican, entre otros. Recuerda que el ayuno es una herramienta para
debilitar la carne y fortalecer el espíritu con la lectura de la Palabra de
Dios y oración (CCGG, Inc., 2016).
Cristo lo ordenó y nosotros tenemos
que hacerlo para alcanzar madurez espiritual nos dice Yiye Ávila en el libro El
Ayuno del Señor. En Joel 2:12 nos explica que para alcanzar una conversión de
todo corazón, con plena madurez y fruto para Dios, el ayuno es una necesidad y
ese es el llamado grande de Dios a su pueblo en estos días postreros (Ávila,
1994). En estos días postreros el diablo trata por todos los medios de impedir
que el pueblo ayune. Hablando para los últimos días Cristo dijo: “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros
corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta
vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día” Lucas 21:34 (Ávila, 1994).
La comida es la idolatría del pueblo de Dios. Los creyentes debemos clamar a
Dios constantemente por unción y fortaleza para el ayuno (Ávila, 1994).
Los
pastores y evangelistas ayunan para romper las ligaduras del enemigo en sus
iglesias y en las campañas evangelísticas. Con ayuno se obtienen grandes
victorias que glorifican a Dios y llenan de gozo nuestros corazones (Ávila,
1994). Los creyentes deben de ayunar
frecuentemente, por lo menos una vez en semana aun cuando tengan un trabajo
secular como por ejemplo ser maestro. Cuando lleves a cabo el ayuno durante
horas de trabajos, debes sacar tiempo para leer la Palabra durante la mañana
antes de entrar a trabajar, en el almuerzo y cuando regreses a tu hogar. En otras palabras, cuando estés ayunando y
trabajando debes dedicar cuatro horas diarias a la lectura de la Palabra. El
ayuno debe mantenerse lo más privado posible (Ávila, 1994).
El problema
de muchos cristianos es que tienen tiempo para ver televisión, leer periódicos,
revisar sus correos electrónicos y las redes sociales pero no tienen tiempo
para ayunar, orar ni leer la Palabra de Dios que nos imparte fe y nos llevará a la victoria eterna. También, que
debemos orar lo más que se pueda y leer
la Palabra para obtener el mayor beneficio posible. Recuerda que el ayuno es
para alcanzar bendición, romper los yugos del enemigo y ganar almas para Dios.
Bíblicamente
ayunar es abstenerse de alimentos, bebidas, sueño o relaciones sexuales, para
enfocarse en un periodo de crecimiento espiritual. Específicamente,
humildemente negamos algo a la carne para glorificar a Dios, mejorar nuestro espíritu
y profundizar en nuestra vida de
oración. El propósito del ayuno es desviar nuestros ojos de las cosas de
este mundo y enfocarlos en Dios. El ayuno es una manera de demostrarle a Dios y
a nosotros mismos que tomamos en serio nuestra relación con Él. El ayuno debe
estar limitado a un tiempo determinado especialmente cuando es de
alimentos. El ayuno no es obligatorio en
las Sagradas Escrituras, pero es altamente recomendado porque nos ayuda a
desarrollar una relación cercana con Dios.
Algunos tipos de
ayunos son:
1. Total: se
lleva a cabo sin comida pero con agua.
2. Parcial:
era una limitación de la dieta pero sin abstinencia total de la comida (dieta
de Daniel), esta es la recomendada para personas que padecen de diabetes.
3. Absoluto:
no se permitía nada de comida ni agua.
4. Sobrenatural:
se extendía por periodos largos de tiempo.
5. Privado: se
practicaba de manera desapercibida.
En ayunos superiores a tres días, se necesita un
control por parte del médico o especialista que normalmente puede considerar
necesario un análisis previo del paciente para diagnosticar su estado de salud
real antes de empezar a hacer el ayuno y necesitará realizar controles a medida
que este se lleve a cabo. La
persona que practica el ayuno total con cierta frecuencia debe acostumbrar al
organismo a cambiar de hábitos alimentarios. También debe beber mucha agua para
mantenerse hidratado. Para que el ayuno pueda llevarse a la práctica, resulte
productivo y al mismo tiempo no suponga un suplicio para las personas que lo
practiquen tendrán que tener en cuenta las siguientes consideraciones:
1. Ir acostumbrando al organismo a un cambio en la dieta:
a.
no empezar el
ayuno de una manera brusca. Por ejemplo
dejar de cenar un día de la semana.
b.
ir disminuyendo la
cantidad de comida en las cenas.
c.
ir sustituyendo
los alimentos no adecuados por otros más convenientes. Por ejemplo los
alimentos de origen vegetal por los alimentos
de origen animal.
d.
reconocer que el
hambre es un síntoma positivo.
e.
comenzar el ayuno
en el momento y hora más adecuado
para la persona.
f.
buscar una
actividad placentera como orar, leer las Sagradas Escrituras o algún libro.
g.
preparar la mente.
2. Comenzar o terminar el ayuno con alimentos ligeros como
jugo de frutas o caldo de vegetales. Luego incorporar otras comidas dos días
después como frutas y vegetales. Entonces estas listos para continuar con tu
dieta regular.
3. Evite caer en la tentación de realizar grandes comidas antes y después de
los ayunos.
Recuerda el ayuno puede debilitar tu carne
pero el espíritu crece y se fortalece, y
el poder de Dios se puede manifestar en nosotros, ¡Aleluya!
Referencias:
Armstrong, H., 2010. Más cerca de Dios: un retorno a las disciplinas
espirituales personales. Editorial Mundo Hispano.
Ávila, Y., 1994. El Ayuno del Señor. Editorial Unilit, primera edición
1973. Miami, FL.
Ayuno Cristiano. Recuperado el 10 de
julio de 2017 en
Preparado por:
Lcda. Chapman
julio, 2017
Super
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