“Atrapen todos los zorros, esos zorros pequeños, antes de que arruinen el viñedo del amor, ¡porque las vides están en flor!” Cantares 2:15 NTV.
Había un niño que coleccionaba pelotas de fútbol, y aunque tenía un buen número de ellas, siempre quería mas. Estaba decidido a obtenerlas sin importar la manera.
El habitualmente iba a ver juegos de fútbol y cuando alguien pateaba el balón lo suficientemente lejos, él aprovechaba para agarrar la pelota y correr rápidamente a su casa, hacía esto una y otra vez, hasta llenar casi por completo el armario de su habitación.
Cada día contaba cuantas tenia, pero nunca eran suficientes para él, quería más y más, hasta que un día logró llenarla. Al ver lo repleta que estaba, pensó que era el niño más rico y feliz de toda la tierra, pero con lo que no contaba era que no tendría espacio para acomodar su ropa, sus demás juguetes y pronto sus padres le preguntarían acerca del constante desorden en su habitación.
Ese día llegó, su padre se sorprendió al ver tantos balones guardados, entonces le preguntó de dónde los había sacado. El niño dio su versión, hasta que el padre interrumpió diciendo: Hijo, tu estuviste robando y le propuso una manera de al menos reparar esta situación, que vayan a devolver uno por uno, cada uno de los balones. El niño no se había dado cuenta de lo mal que estaba lo que hacía, hasta que su padre lo reprendió. Esta intervención paterna fue crucial y oportuna, para que su hijo dejara de robar y primordialmente para que no lo volviera a hacer en el futuro.
Actualmente vemos muchos casos de muerte, asesinatos, violaciones y cosas que antes no se veían con tanta frecuencia, pero que lamentablemente hoy son parte de las noticias de cada día. Estos hechos no solo afectan a los implicados sino a toda la sociedad, generando miedos, desconfianza, odio y sensación de constante inseguridad.
Dios nos dio una conciencia a todos las personas, pero lo que pasa es que con el tiempo se ha ido cauterizando, como dice la Biblia y añadiendo a ella justificación humana, pretextos, razones lógicas, entre otros.
El pecado por más pequeño e inocente que parezca es PECADO (es la transgresión voluntaria de un precepto tenido por bueno), el niño de la historia empezó con un deseo, seguro que su conciencia le dijo que eso estaba mal, pero lo ignoró y prosiguió llegando a robar y engañar. Uno puede pensar que era solo una travesura, pero con el tiempo, este tipo de situaciones, podría convertirlo en un delincuente que no solo robaría balones sino hasta la vida de una persona.
Es necesario ser radicales y no jugar con fuego; mantener siempre nuestra conciencia limpia delante de Dios y de toda la gente como nos dice Hechos 24:16.
Probablemente resulte difícil pero no es imposible, pues Dios nos ha dejado su Espíritu Santo para que sea posible: “Sin embargo, cuando el Padre envíe al Abogado Defensor como mi
representante —es decir, al Espíritu Santo—, Él les enseñará todo y les recordará cada cosa que les he dicho.” Juan 14:26
¡Atrapa los zorros pequeños y grandes antes que destruyan tu vida!
Soraida Fuentes
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