Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo
dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un
corazón tierno y receptivo. Ezequiel 36:26 (NTV).
Desde 1964 se han realizado muchos trasplantes de
corazón. Aunque esta operación es complicada y está ligada a muchos riesgos, se
la práctica a pacientes en quienes se han agotado otras alternativas
terapéuticas. La realización de este tipo de trasplante requiere que el corazón
del donante esté sano y cuando una intervención tiene éxito, la vida del
operado se alarga por un tiempo.
Esto podemos relacionarlo con el hecho de que Dios
también quiere darnos un nuevo corazón, pero no sólo para alargar nuestra vida
natural sino también para darnos vida eterna, pues el corazón de todo ser
humano está mortalmente enfermo a causa del pecado que se halla arraigado en él
y las consecuencias no sólo son la muerte corporal, sino el eterno alejamiento
de Dios.
La buena noticia es que nadie está obligado a
permanecer en este estado, porque hay una cura que es perfecta y el Médico de
médicos que es Jesucristo, el Hijo de Dios, desea hacer esta vital intervención
en cada uno de nosotros. El otorga un nuevo corazón y una nueva naturaleza a
todo aquel que le confiesa sus pecados. El resultado no solo es vida, sino vida
eterna y una vida en comunión con Dios.
Si tú este día quieres tener un nuevo corazón, solo
necesitas pedírselo a Jesús, confesarle tus faltas y decirle que desde hoy
necesitas que sea tu Sanador y Salvador. Si tomas esta decisión te aseguro que
no serás la misma persona, tendrás motivos más que suficientes para vivir
agradecido(a) por este hermoso regalo que recibiste.
¡No dejes que pase un día más, reconoce la grandeza de su amor por ti!
Brisna
Bustamante S.
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